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El pacto sucesorio: garantía de competitividad presente y futura a les empresas familiares

BUFET REVERTER PACTE SUCCESORI
Explicamos hace unas semanas en estas mismas páginas que el valor total de un socio iba mucho más allá de su participación monetaria a una sociedad mercantil. Los socios, los bonos, aportan bastante más que dinero. Unas prestaciones accesorias que pueden ser en clave de conocimientos, orientación, experiencia, contactos, visión, etc. Son aquellos pluses muy valorados las empresas y que las políticas de recursos humanos se marcan como objetivo incentivar también en el conjunto de los profesionales que trabajan, ya sean de nivel directivo o a cualquier estrato de la organización. dicen estar alineados.

Un objetivo que es particularmente crítico a las empresas familiares, donde la propiedad y el liderazgo del día a día acostumbra a pasar de padres a hijos, ya sea cuando la generación anterior decide activar el relevo o cuando este se produce por la fuerza mayor del traspaso del progenitor. Una lógica que no se da siempre del mismo modo, en función de las voluntades de quienes tiene el poder de decidir y de las estructuras de cada familia empresaria.

En estos contextos las dudas no son buenos, precisamente por el valor que apuntábamos en el primer párrafo: el de tener personas alineadas con los objetivos de la empresa. Y esto no quiere decir solo cumplir el expediente con un horario o unas funciones más o menos detalladas. Porque ser socio o empresario, es, como hemos afirmado, algo más. Y es humano y razonable aceptar que este plus no se aporta con la misma intensidad cuando no sabes si aquello para lo que das el 200% de tí, algún día será tuyo.

La solución es lo denominado pacto sucesorio o paz por el día siguiente. Una figura del Código Civil Catalán -que no existe en buen parte del resto del Estado- que permite fijar el reparto de la empresa después del relevo familiar de forma que lo establecido en el documento ya será (prácticamente) inamovible. Con una serie de garantías aseguradas, la próxima generación estará incentivada para aportar no solo su tiempo, sino también su capacidad para innovar que, en función de cada sector, será vital para garantizar la competitividad de la empresa en el futuro, cuando esté en sus manos.

El pacto sucesorio es también un antídoto contra las guerras internas en que, cuando se acerca el momento de una sucesión, pueden incurrir los hijos del líder de una empresa, tal como explica magistralmente la exitosa serie de televisión Succession. Muchas veces, estas disputas caïnites llegan a poner en riesgo la viabilidad de una determinada sociedad mercantil, que por el desacuerdo entre hermanos madriguera en movimientos erráticos poco o nada alineados con la estrategia que más conviene a la empresa.

En definitiva, la gran virtud del pacto sucesorio es que el reparto queda prácticamente blindado unos años antes de que se produzca el relevo generacional. Esto hace que los herederos sepan cuál será su rol futuro, una situación que evita luchas fratricidas que su perjudiciales para la empresa y que garantiza la buena gestión y la competitividad de la misma. Una solución mucho mejor que un testamento que, a pesar de que esté redactado con la mejor de las intenciones, puede ser una bomba de relojería que haga saltar por los aires la armonía familiar y empresarial.

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